18 abr 2023

Novedad editorial: Martín Lutero. Obras Reunidas, vol. 3: Cartas y Charlas de Sobremesa

 Martín Lutero

Obras reunidas 3. Cartas y charlas de sobremesa

Contenido

 Lutero epistológrafo

Cartas I (1507-1522): la redefinición de la doctrina

Cartas II (1522-1530): la expansión de la Reforma

Cartas III (1530-1546): la preservación de la nueva Iglesia

 

Tradición y originalidad de las Charlas de sobremesa

Los "taquígrafos" de Lutero: autores y fuentes 

Charlas de sobremesa (presentación por temas)

 

 


Las cartas y charlas de sobremesa luteranas son una fuente de información imprescindible para conocer en profundidad la personalidad y la trayectoria vital del reformador alemán. Tanto en unas como en otras encontramos al Lutero más íntimo y personal. Así, por ejemplo, las cartas que escribió a su esposa e hijos nos lo muestran como una persona cariñosa, jovial y de fina sensibilidad. Además, su relación epistolar con personalidades de la época (Erasmo, Melanchton, el papa León X, etc.) nos aporta valiosos detalles de la intrahistoria de la Reforma. Las charlas, por su parte, recogen las opiniones del líder carismático que fue. Locuaz y persuasivo, Herr Doktor habla sin cortapisas de lo divino y de lo humano, incluso de temas que nunca trató en ninguno de los escritos de su vasta obra.


25 may 2022

Novedad editorial: Que Jesucristo nació judío (1523), edición bilingüe

 

Que Jesucristo nació judío

En la primavera de 1523, salió a la luz Que Jesucristo nació judío, una obrita escrita en alemán, en la que el Dr. Martín Lutero por primera vez aborda la «cuestión judía» de una forma directa y no tangencial, como hasta entonces había hecho, ya que sus comentarios sobre los judíos casi siempre los había pronunciado en el ejercicio de su actividad exegética, como lector in Biblia. Es por eso que se le considera el primero de los Judenschriften luteranos. Uno de los objetivos que se propuso Lutero al escribir este libro fue, a instancias del duque de Anhalt, defenderse de las falsas acusaciones que los papistas lanzaron contra él en el trascurso de la Dieta de Núremberg, donde se decía que el doctor negaba la divinidad de Cristo y, por ende, la virginidad de María, por afirmar que Jesús era solo de la «simiente de Abraham», lo cual para muchos de sus adversarios era tanto como proclamar una nueva herejía. Pero, aparte de este objetivo que podríamos considerar de índole personal, el doctor también expresa en el prólogo de este tratado su deseo de convencer a «algunos judíos», con pasajes extraídos del Antiguo Testamento, de que Jesús era el verdadero Mesías que prometieron los profetas y que en Él se cumplían todas las profecías divinas.

4 jul 2020

Tischreden (Charlas de sobremesa)


1.    Cristo, el Dios de la alegría. Primavera 1533

[WATr 1, 243 (n. 522)]
«Es Cristo el Dios de la alegría, como con frecuencia manifiesta el texto: ‘Alegraos’, ‘Regocijaos’, etc. Así es Cristo. Porque tenéis un Dios propicio, que no os quiere apretar el gaznate. Un cristiano puede y debe ser muy jovial. Si no lo es, es que está tentado por el diablo. Cierto día, en mi huerto, cerca del lavadero, me sentía yo víctima de una viva tentación. Entonces me puse a cantar el himno: Cristo, te debemos alabanzas. Sin eso, allí mismo hubiera perecido».

2.    La divinidad de Cristo. 1531-1535

[WATr 1, 573 (n. 1159)]
«Los evangelistas y los apóstoles deliberadamente se han abstenido de llamar con claridad ‘Dios’ a Cristo, para que no les pudiera parecer a los judíos que se relegaba a su Dios, lo que hubiera proporcionado a los judíos la ocasión de perseguir a los apóstoles con el pretexto de que predicaban un nuevo Dios y querían relegar y suprimir el antiguo y verdadero Dios. Sin embargo, en todo momento aquellos atribuyen a Cristo obras divinas y omnipotencia, con lo cual están indicando veladamente que Cristo es Dios».

3.    El papel mediador y salvador de Cristo. 1 de enero-23 de marzo 1532

[WATr 2, 66 (n. 1351)]
«Únicamente por arte del cristianismo me aparto de los pecados, me desentiendo por completo de ellos y me vuelvo solo hacia la justicia de Cristo, de manera que sé que la piedad, los méritos, la inocencia y la santidad de Cristo son mías con la misma certeza con que sé que este cuerpo es mío. Vivo, muero y en mi muerte voy a Él, porque Él murió por nosotros y por nosotros volvió a resucitar. Yo no soy piadoso, pero Cristo sí lo es. En su nombre fui bautizado, recibo el santo Sacramento y soy un alumno del catecismo; Él es quien nos acoge, tan solo porque confiamos en Él».

10 mar 2020

Carta 118

118. A Wenceslao Link en Núremberg.
[Wittenberg, ca. 4 de mayo] 1527
Lutero comenta con acritud la última carta de Zwinglio y su tratado: Amica Exegesis i. e. expositio Eucharistiae negotii ad Martinum Lutherum [Exégesis amistosa, i.e. exposición del tema de la eucaristía para Martín Lutero, 1527). Evalúa una traducción de los profetas que se había publicado en Worms, menciona también su trabajo de traductor de los libros proféticos e informa sobre unos asuntos familiares. [Texto en latín; DeWette 3, 171-172; Enders 6, 46; Walch 1, 935-936; WABr 4, 198; Aland 179; Rückert 172; Smith 2, 398-399; LW 49, 164-165]


¡Gracia y paz!

La única noticia que tengo para escribirte, Wenceslao1 mío, es que Zwinglio2 me ha enviado una carta junto con su desacertadísimo librito3; [la carta] está escrita de su puñó y letra, y no hay duda de que es digna de su arrogantísimo espíritu. Ahí vierte [contra mí] su furia y su rabia, me amenaza y me reprende con tal moderación que me parece que es un caso perdido, incluso contrario a la verdad manifiesta. Mi denso librito realmente ha beneficiado a muchas personas4.
No menosprecio la traducción alemana de los [libros de los] profetas que se ha publicado en Worms, excepto por el hecho de que el alemán es bastante confuso, tal vez debido al dialecto de aquella región5. Los traductores fueron diligentes, pero ¿quién puede abarcarlo todo? Aun así, me estoy preparando para traducir a los profetas al alemán también y, al mismo tiempo, voy a dar clases sobre [el libro de] Isaías, para no quedarme ocioso. ¡Reza al Señor por mí y por su iglesia!
Cristo ha querido que llegue a mis oídos la noticia de que te ha nacido un niño sano6. Amén. Mi Ketha vuelve a tener náuseas y vómitos por su segundo embarazo7. Saluda a Spengler8 y dale las gracias, pues todas las semillas que nos envió han germinado; sólo los melones y las calabazas no lo han hecho, aunque sí que han salido en otros huertos. Adiós.
1527.
Martín Lutero.

1)  Vid. supra, carta 3, n. 4.     2)  Vid. supra, carta 111, n. 4.     3)  Amica Exegesis…     4)  Sermon von dem Sakrament des Leibes und Blutes Christi, wider die Schwärmgeister [Sermón acerca del sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo, contra los fanáticos, WA 19, 482-523; 10/II, 493-495; 20, 302; 21, 163-164], se trata de una colección de sermones publicados juntos en otoño de 1526.     5)  La edición apareció en abril de 1527 y estuvo a cargo de Ludwig Hätzer (1500-1529) y Hans Denck (1500-1527), bajo el título Alle Propheten nach Hebräischer Sprach verteutscht.     6)  En abril de 1523, Lutero viajó a Altenburgo para oficiar la boda de Link con Margarita Schweizer, con quien tuvo ocho hijos.     7)  Catalina dará a luz esta vez a una niña, Isabel (Elisabeth), el 10 de diciembre de 1527, que morirá prematuramente el 3 de agosto de 1528.     8)  Lázaro Spengler (1479-1534), secretario de la municipalidad de Núremberg, formaba parte del círculo de humanistas de aquella ciudad y desde su puesto favoreció cuanto pudo la introducción de la Reforma en ella.

21 sept 2019

Primera carta



1. A Juan Braun.
Erfurt, 22 de abril 1507
Lutero ingresó en el monasterio de los agustinos eremitas en Erfurt el 17 de julio de 1505. Tras haber cumplido su «año y un día» (ad annum et diem) de noviciado, se le permitió hacer los votos monásticos (seguramente a fines de septiembre de 1506), siendo ordenado sacerdote pocos meses después (el Sábado de Gloria, día 3 de abril de 1507). Aquí Lutero invita a su amigo y mentor en Eisenach a asistir a la celebración de su primera misa, que tuvo lugar el 2 de mayo de 1507 en la iglesia del monasterio. Es la carta más antigua que se conserva del reformador. [Texto en latín; DeWette 1, 3-5; Walch 1, 1-3; WABr 1, 10-11; Aland 9-10; Rückert 7-9; Wart. 29-30; LW 48, 3-5; RGV 1, 113]
Al santo y venerable sacerdote de Cristo y de María, Juan Braun,
vicario de Eisenach, mi queridísimo amigo en Cristo.
¡Saludos en Cristo Jesús, nuestro Señor! Temería, muy amable señor, perturbar tu amistad con mis inoportunas cartas y ruegos, si no tuviera bien presente los abundantes favores y las repetidas muestras de cariño que el sincero afecto de tu generoso corazón me ha brindado. Es por eso que no he dudado en escribirte estas pocas líneas, convencido de que, en base al aprecio mutuo surgido al calor de nuestra amistad, las leerás con atención y tratarás de atender mi demanda.
Habiéndose dignado Dios, glorioso y santo en todas sus obras, exaltarme a mí, infeliz y absolutamente indigno pecador, llamándome a su sublime ministerio por su sola y libérrima misericordia, es mi deber cumplir fielmente con el oficio que se me ha encomendado a fin de mostrar mi agradecimiento (aun en lo poquito que este polvo pueda hacer) a la inmensa magnificencia de la bondad divina.
Por eso, conforme a la decisión de mis superiores, se ha señalado el cuarto domingo [después de Pascua], el que llamamos Cantate1, para iniciarme en el ejercicio de este [oficio] al amparo de la gracia de Dios. La razón de escoger este día para ofrecer nuestras primicias a Dios ha sido por la comodidad de mi padre2. A este acto, mi caro amigo, te invito humildemente, aunque quizás con cierta osadía por mi parte. Ciertamente no lo hago porque me considere que esté en posición de pedirte, por los servicios que te haya prestado (que no los hay), que arrostres las inclemencias de tan largo viaje para allegarte a la insignificante pobreza de nuestra humildad, sino [que lo hago] porque experimenté tu amabilidad y buena disposición hacia mí cuando estuve contigo recientemente, así como en tantas otras ocasiones.
Pues bien, carísimo padre, maestro y hermano (el primer título se debe a tu edad y a tu apoyo, el segundo a tus méritos, el tercero a tu filiación religiosa), te ruego que me honres con tu presencia si el tiempo y tus quehaceres eclesiásticos y familiares te lo permiten, [pues,] con tu grata presencia y con tus oraciones, ayudarás a que nuestro sacrificio sea aceptable ante Dios. Puedes hacer que venga contigo mi pariente Conrado3 (que antaño fue sacristán en la iglesia de san Nicolás) y cualquier otra persona que desees como compañero de viaje, siempre que pueda desatender sus deberes familiares y tenga ganas de venir.
Por último, te pido encarecidamente que accedas a nuestro claustro para quedarte con nosotros por un tiempo (ya que no me asusta que te establezcas aquí) y no busques alojamiento en otro lugar. Tendrás que convertirte en un cellarius, es decir, en morador de una celda monástica.
Adiós en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Dada en nuestro monasterio de Erfurt 10 [días] antes de las calendas de mayo [22 de abril], en el año del Señor de 1507.
Fr. Martín Lutero de Mansfeld.
No me atrevo a incomodar con engorrosas obligaciones a esas excelentes personas del Colegio Schalbe4, que realmente han hecho tanto por mí. Estoy del todo convencido de que no sería apropiado –dada su posición social y su prestigio– invitarlos a un servicio tan humilde, y menos aun molestarlos con los anhelos de un monje que ahora está muerto para el mundo. Además, no estoy seguro y tengo mis dudas de si una invitación como esta les complacería o les importunaría. Por eso he decidido guardar silencio [y no decirles nada]. Pero, si tuvieras ocasión, me gustaría que les expresaras mi gratitud. Adiós.
1)  El 2 de mayo.     2)  Lutero estaba muy interesado en que su padre asistiera a su primera misa; recordemos que este se había opuesto al ingreso de su hijo en la vida monástica.     3)  Conrado Hutter era pariente de Lutero por línea materna.     4)  Institución educativa vinculada a un pequeño monasterio franciscano sito al pie del palacio-fortaleza de Wartburg, bajo el patronazgo de la familia Schalbe, de ahí el nombre. Lutero conservó un grato recuerdo de los frailes y maestros de dicho colegio.