1. A Juan Braun.
Erfurt, 22 de abril 1507
Lutero ingresó en el monasterio de los agustinos eremitas en Erfurt el
17 de julio de 1505. Tras haber cumplido su «año y un día» (ad annum et diem)
de noviciado, se le permitió hacer los votos monásticos (seguramente a fines de
septiembre de 1506), siendo ordenado sacerdote pocos meses después (el Sábado
de Gloria, día 3 de abril de 1507). Aquí Lutero invita a su amigo y mentor en
Eisenach a asistir a la celebración de su primera misa, que tuvo lugar el 2 de
mayo de 1507 en la iglesia del monasterio. Es la carta más antigua que se
conserva del reformador. [Texto en latín; DeWette 1, 3-5; Walch 1, 1-3; WABr 1, 10-11;
Aland 9-10; Rückert 7-9; Wart. 29-30; LW 48, 3-5; RGV 1, 113]
Al
santo y venerable sacerdote de Cristo y de María, Juan Braun,
vicario de Eisenach, mi queridísimo amigo en Cristo.
¡Saludos en Cristo
Jesús, nuestro Señor! Temería, muy amable señor, perturbar tu amistad con mis
inoportunas cartas y ruegos, si no tuviera bien presente los abundantes favores
y las repetidas muestras de cariño que el sincero afecto de tu generoso corazón
me ha brindado. Es por eso que no he dudado en escribirte estas pocas líneas, convencido
de que, en base al aprecio mutuo surgido al calor de nuestra amistad, las leerás
con atención y tratarás de atender mi demanda.
Habiéndose dignado Dios, glorioso y
santo en todas sus obras, exaltarme a mí, infeliz y absolutamente indigno pecador,
llamándome a su sublime ministerio por su sola
y libérrima misericordia, es mi deber cumplir fielmente con el oficio que
se me ha encomendado a fin de mostrar mi agradecimiento (aun en lo poquito que
este polvo pueda hacer) a la inmensa magnificencia de la bondad divina.
Por eso, conforme a la decisión de mis
superiores, se ha señalado el cuarto domingo
[después de Pascua], el que llamamos Cantate1, para iniciarme en el
ejercicio de este [oficio] al amparo de la gracia de Dios. La razón de escoger este
día para ofrecer nuestras primicias a Dios ha sido por la comodidad de mi padre2.
A este acto, mi caro amigo, te invito humildemente, aunque quizás con cierta osadía
por mi parte. Ciertamente no lo hago porque me considere que esté en posición
de pedirte, por los servicios que te haya prestado (que no los hay), que arrostres
las inclemencias de tan largo viaje para allegarte a la insignificante pobreza
de nuestra humildad, sino [que lo hago] porque experimenté tu amabilidad y
buena disposición hacia mí cuando estuve contigo recientemente, así como en
tantas otras ocasiones.
Pues bien, carísimo padre, maestro y
hermano (el primer título se debe a tu edad y a tu apoyo, el segundo a tus
méritos, el tercero a tu filiación religiosa), te ruego que me honres con tu
presencia si el tiempo y tus quehaceres eclesiásticos y familiares te lo permiten,
[pues,] con tu grata presencia y con tus oraciones, ayudarás a que nuestro
sacrificio sea aceptable ante Dios. Puedes hacer que venga contigo mi pariente
Conrado3 (que antaño fue sacristán en la iglesia de san Nicolás) y cualquier
otra persona que desees como compañero de viaje, siempre que pueda desatender
sus deberes familiares y tenga ganas de venir.
Por último, te pido encarecidamente que
accedas a nuestro claustro para quedarte con nosotros por un tiempo (ya que no me
asusta que te establezcas aquí) y no busques alojamiento en otro lugar. Tendrás
que convertirte en un cellarius, es decir, en morador de una celda
monástica.
Adiós en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Dada en nuestro monasterio de Erfurt 10
[días] antes de las calendas de
mayo [22 de abril], en el año del Señor de 1507.
Fr.
Martín Lutero de Mansfeld.
No
me atrevo a incomodar con engorrosas obligaciones a esas excelentes personas del
Colegio Schalbe4, que realmente han hecho tanto por mí. Estoy del
todo convencido de que no sería apropiado –dada su posición social y su
prestigio– invitarlos a un servicio tan humilde, y menos aun molestarlos con
los anhelos de un monje que ahora está muerto para el mundo. Además, no estoy
seguro y tengo mis dudas de si una invitación como esta les complacería o les importunaría.
Por eso he decidido guardar silencio [y no decirles nada]. Pero, si tuvieras ocasión,
me gustaría que les expresaras mi gratitud. Adiós.
1) El 2 de mayo. 2) Lutero estaba muy interesado en que su padre
asistiera a su primera misa; recordemos que este se había opuesto al ingreso de
su hijo en la vida monástica. 3) Conrado Hutter era pariente de Lutero por línea
materna. 4) Institución educativa vinculada a un pequeño
monasterio franciscano sito al pie del palacio-fortaleza de Wartburg, bajo el
patronazgo de la familia Schalbe, de ahí el nombre. Lutero conservó un grato
recuerdo de los frailes y maestros de dicho colegio.