Non solum autem damnanda impietas et blasphemia scholarum et monasteriorum est, quod haec sacrilegia audeant docere, sed et detestanda eorum stertens oscitantia et pudenda segnicies, vel supina securitas, quod animalia ista ventris non tantum curae habuerunt ad Euangelium, ut libros aliquando aperirent, folia verterent et verba saltem inspicerent. Solo enim inspectu verborum, cum sint tam clara et manifesta, poterant sacrilega ista monstra blasphemiarum suarum effugere. Quid ergo sunt nisi scholae et monasteria? scholae, quia ludentes et illusi mendaciis, monasteria, quia solitaria sine Christo, extra communem viam Christianae veritatis longissime posita.
Pero no sólo es de condenar la impiedad y blasfemia de las escuelas y monasterios por atreverse a enseñar tales sacrilegios, sino que igualmente detestable es su modorra y pereza y vergonzosa indolencia, o mejor dicho su altanera seguridad, por cuanto el interés que estos viles servidores del vientre sintieron por el evangelio no era suficiente siquiera para que abriesen de cuando en cuando las Escrituras y diesen vuelta sus páginas y al menos echasen una mirada a las palabras. Pues con sólo mirar las palabras, tan claras e inequívocas, podrían haber escapado a aquellas sus sacrílegas y monstruosas blasfemias. Por lo tanto, ¿qué cosa son sino escuelas y monasterios?[1] Son escuelas porque allí juegan y se dejan engañar por mentiras[2], son monasterios, porque allí no habita Cristo, y por-que están situados muy lejos del camino común de la verdad cristiana.
Intelligis ergo, qua fide, qua pietate et voveant et vivant ista lupanaria Satanae. Paulus dicit [1. Cor. 13, 1 –3.], ‘Si linguis hominum loquaris et angelorum, si omnes facultates in cibos pauperum distribueris, si teipsum tradideris, ut ardeas, nihil sis et nihil feceris, nisi charitatem habueris’: quanto magis, si monachus fias et consilia ista voveas, nihil sis et nihil feceris, si blasphema et impia conscientia veritatem dei negante haec feceris, sicuti vides illos facere. Pelagius vir laudatae vitae fuisse legitur, sed quia gratiam dei negavit, ob unam hanc impietatem omnia frustra vixit. Si quis Mariam neget virginem aut alium quemvis singularem articulum fidei non crediderit, damnatur, etiam si alioqui ipsius virginis et virginitatem et sanctitatem haberet: quanto magis monachorum hoc perditionis vulgus damnabitur, quod divina mandata et negat et mutat, solvit et extinguit?
Por lo que acaba de decirse entiendes de qué naturaleza es la fe y la piedad en que hacen sus votos y viven estos lupanares de Satanás. Pablo dice: «Si hablases en lenguas humanas y angélicas, si repartieses todos tus bienes para dar de comer a los pobres, si entregases tu propio cuerpo para ser quemado, nada eres y nada hiciste si no tienes amor»[3]; razones aún más poderosas hay para decir que si te hicieses monje y jurases obedecer estos consejos, nada eres y nada hiciste si lo haces con una mente blasfema e impía que niega la verdad de Dios, como se les ve hacer a ellos. De Pelagio se dice que fue un hombre de conducta ejemplar; sin embargo, como negaba la gracia de Dios, esa única impiedad bastó para invalidar su vida entera. Si alguien negare la virginidad de María, o no creyere cualquier otro artículo individual de fe, es condenado, aun si por lo demás tuviera la virginidad y santidad de la mismísima madre de Dios; ¡con cuanta más razón será condenada esa impía grey de los monjes que niega, cambia, abroga y anula los mandamientos divinos!
[1] “Quid ergo sunt nisi scholae et monasteria?” Juego de palabras basado en las distintas acepciones de “schola” = escuela y también diversión (del griego scolhv= ocio) y “monasterium” = convento y lugar de vida solitaria (monastikov" = solitario).
[2] “Scholae, quia ludentes et illusi mendaciis”, otro juego de palabras: un sinónimo latino de “schola” es “ludus” = juego.
[3] 1 Co. 13: 1-3.
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