28 mar 2013

Sobre los votos monásticos (1521) VIII

Hos proprie Christus praedixit Matth. xxiiii. [Matth. 24, 5.] ‘Multi venient in nomine meo dicentes: Ego sum Christus’. Observa, quaeso, verba Christi ‘In nomine meo venient dicentes: Ego sum Christus’. Papistae illi religiosi nunquam appellant se vocabulo isto ‘Christus’, nullus dicit: ‘Ego vocor vel appellari volo Christus’. Omnes autem dicunt: ‘Ego sum Christus’, nomine abstinent, sed officium, opus et personam arrogant. Quaeris, quomodo id faciant? Audi: Christi solius proprium est, suis meritis et operibus iuvare et salvare alios. Caeterorum opera nullis, nec sibiipsis prosunt, quia stat sententia [Röm. 1, 17.]: ‘Iustus ex fide sua vivet’.
Precisamente de ellos profetizó Cristo en Mateo 24:5: «Vendrán muchos en mi nombre, diciendo: yo soy el Cristo». Fíjate bien en las palabras de Cristo: «En mi nombre vendrán, diciendo: yo soy el Cristo». Aquellos religiosos papistas nunca se llaman a sí mismos con este vocablo, ‘Cristo’; ninguno dice: «Yo soy llamado o quiero ser llamado Cristo». Sin embargo, todos dicen: «Yo soy el Cristo»; se abstienen de usar el nombre, pero se arrogan el oficio, la obra y la persona. ¿Me preguntas cómo lo hacen? Escucha: Ayudar y salvar con sus méritos y obras a otros es propio de Cristo solo. Las obras de los demás no aprovechan a nadie, ni siquiera a ellos mismos, porque siempre sigue en pie la declaración: «El justo por su fe vivirá»[1].
Fides enim nos super opera Christi ponit, sine operibus nostris, et transfert de exilio peccatorum nostrorum in regnum iustitiae illius. Haec est fides, hoc Euangelium, hic Christus. At Papistae hanc fidem quo ducunt? Nonne super seipsos? Docent enim homines fidere super sua merita, et communicant opera sua et fraternitates suas caeteris peccatoribus, ut peccata eorum portent et deleant iustosque et salvos faciant. Nonne hoc est dicere: ‘Ego sum Christus’? Nonne hoc est facere, quod Christus facit? Non iam sunt Christiani, sed Christus. Quia Christiani diffinitio est haec: credens solius Christi operibus solis sine propriis iustificari, a peccatis liberari et salvari. Christi diffinitio est [Matth. 1, 21.]: ‘Qui salvum facit populum suum a peccatis eorum’, donans illis sua propria merita et universam iustitiam. At hoc faciunt nostri monastici. [Matth. 24, 5.] ‘In nomine (inquit) meo venient’, hoc est, faciunt ista, non ut gentiles, sed ut Christiani, imo ut Christianissimi. Non enim sinunt quenquam alium de nomine Christiano superbius gloriari.
En efecto, la fe nos asienta sobre las obras de Cristo, sin las obras nuestras, y nos traslada del exilio de nuestros pecados al reino de su justicia. Esta es la fe, este es el evangelio, este es el Cristo. Los papistas empero, ¿hacia dónde dirigen ellos esta fe? ¿No la dirigen sobre ellos mismos? Pues ellos enseñan a los hombres a confiar en sus méritos[2], y ofrecen participación en sus obras y sus fraternidades a los demás pecadores, alegando llevar y borrar sus pecados y hacerlos justos y salvos. ¿Qué es esto sino decir: “Yo soy el Cristo”? ¿Qué es esto sino hacer lo que hace Cristo? Ya no son cristianos, sino que son el Cristo en persona. Porque la definición del cristiano es esta: uno que cree ser justificado, librado de pecados y salvado única y exclusivamente por las obras de Cristo y no por las propias. Y Cristo mismo queda definido aquí: “El que salva a su pueblo de sus pecados”[3], el que les regala sus propios méritos y toda justicia. Justamente esto es lo que hacen nuestros monjes. “En mi nombre –dice Cristo– vendrán”, esto es, hacen estas cosas no como gentiles, sino como cristianos, y como los más cristianos de todos, porque no permiten que nadie se gloríe más orgullosamente que ellos de su nombre de cristianos.




[1] Ro. 1: 17.
[2] “Super sua merita”, esto es, los méritos de los que tal cosa enseñan.
[3] Mt. 1: 21.

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