Fides enim Christi non potest pati, ut vel nostris vel aliorum operibus gratia et iustitia veniat: hoc enim solius Christi esse scit et confitetur constanter: quam si illi docerent, non sua opera venderent aliis, sed se et omnes ab operum fiducia in solum Christum raperent, simul ostendentes, quam nihil sit necessarium ad iustitiam, ad salutem, ad remissionem peccatorum suum votarium vitae genus, sed solam fidem esse necessariam.
La fe cristiana, pues, no puede tolerar que la gracia y la justicia vengan de nuestras propias obras o de las de otro: ella sabe, y así lo confiesa con firmeza, que esto es exclusivamente obra de Cristo. Si nuestros antagonistas enseñasen esta fe, no andarían vendiendo sus obras a otros, sino que disuadirían a sí mismos y a todos los demás de la confianza en las obras y señalarían como único Salvador a Cristo, mostrando al mismo tiempo cuán innecesaria es para la obtención de la justicia, para la salvación y la remisión de pecados, esa su vida reglamentada por votos, y que lo único necesario es la fe.
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