7 abr 2013

Sobre los votos monásticos (1521) X

Hanc igitur scientiam libertatis et sanitatem conscientiae petunt omnes insidiae humanarum et impiarum doctrinarum. Hic serpentis astutia simplicitatem, quae in Christo est, quaerit corrumpere. Hic vides, quam impiae sint leges de satisfactionibus, quibus docemur per opera nostra delere peccata. Rictus rapacium luporum sunt, qui conscientias a Christo divellunt et laceratas in opera propria dispergunt miserrime, semper discentes, semper operantes, et tamen ad veritatem et pacem nunquam pervenientes [2. Tim. 3, 7.]. Hos lupos Paulus Act. xx. [Apgsch. 20, 29.] graves vocat, qui intraturi erant non parcentes gregi, loquentes perversa, ut trahant discipulos post se. Quid est discipulos post se trahere, nisi a Cristo avellere? Hoc fit, dum conscientiae docentur operibus suis sese sanare, peccata delere et gratiam mereri, cum hoc in solis Christi operibus per fidem quaerendum sit.
Ese conocimiento de la libertad e integridad de la conciencia es el blanco de todas las acechanzas de las doctrinas humanas e impías. Aquí, la serpiente con su astucia trata de destruir la sinceridad que está en Cristo[1]. Y aquí puedes ver cuán impías son las leyes respecto de las satisfacciones, leyes en que se nos enseña que con nuestras obras borramos los pecados. Fauces abiertas de lobos rapaces son[2], que con violencia arrancan a las conciencias de Cristo y, después de lacerarlas, para colmo de males las dispersan en dirección a las propias obras; siempre están aprendiendo, siempre están ocupados en hacer obras, y sin embargo, jamás pueden llegar a la verdad y a la paz[3]. A estos lobos, Pablo en Hechos 20: 29 los llama rapaces, pues entrarían y no perdonarían al rebaño, y hablarían cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. ¿Qué es «arrastrar tras sí a los discípulos» sino separarlos de Cristo? Esto sucede cuando se enseña a las conciencias que ellas mismas, por sus obras, se sanan, borran sus pecados y merecen la gracia, cuando en realidad todo esto ha de buscarse solamente en las obras de Cristo, mediante la fe.


[1] 2 Co. 11: 3.
[2] “Fauces abiertas…son” los que enseñan tal cosa.
[3] 2 Tim. 3: 7.

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